ENERGÍAS
DIMENSIONALES
El termino de Egregor
es un concepto propio del ocultismo que viene a representar una “forma de
pensamiento” o “mente colectiva de grupo”, esto es, una entidad psíquica
autónoma capaz de influir en los pensamientos de un grupo de personas. La
simbiótica relación entre un Egregor y su grupo ha sido comparada con los
conceptos recientes no ocultistas de empresa o corporación (como entidad
jurídica) y el meme. La revista Gnosis de 1987, define un Egregor como una
especie de mente colectiva creada cuando la gente se unen para un propósito
común conscientemente. Según los masones, Egregor (del griego Egregoroi) significa velar. Egrégora también proviene
del mismo término y designa la fuerza generada por la sumatoria de las energías
físicas, emocionales y mentales de dos o más personas cuando se reúnen con
cualquier finalidad.
Eliphas Levi, el escritor ocultista francés, los
denomina príncipes de las almas, como cuando todos se unen con las mentes para
el acto de crear. Al Egregor se le supone un centro de conciencia dévico,
entendiendo por dévico a las reacciones del Espacio por cualquiera de los
estados de conciencia humanos. Se le conceptúa esotéricamente como un ente primordial (como los Tulpas)
formado por una agrupación de almas en un todo de sustancia mental o psíquica.
Los antiguos consideraban a la Egrégora un ser vivo con fuerza y voluntad
propias generadas a partir de sus creadores o alimentadores pero independiente
de las de cada uno de ellos. En el plano
racional a los Egregores se les entiende como formas psíquicas que tienen que
ver con estados de conciencia humanos. Es un “ser psíquico” de carácter
colectivo; un campo de influencia común, es un fluir sutil, invisible y
elástico que ocupa espacios y que transmite energías creadas por un modo de
pensar, de sentir o de actuar de los seres humanos. Es un “ente” real, sensible
y actuante, aunque imponderable, que permite tener a los corazones
sintonizados. Es un alma grupal, un
arquetipo que dirige el destino de la comunidad. Es innegable su poder por la
consolidación de lazos entre el individuo y el grupo integrando al primero a un
registro del inconsciente colectivo.
Si algunas personas se reúnen y emiten
vibraciones fuertes e idénticas por pensamientos de la misma naturaleza,
formarán uno por energía positiva o negativa, según sea el género de los
pensamientos emitidos, el Egregor creado con nuestros pensamientos,
sentimientos y emociones y de acuerdo a ellos, reaccionará sobre nosotros. Es decir; todo impulso vital o
substancial que surge de individuos o de comunidades produce una reacción en el
espacio que provoca la forma psíquica de un Egregor, que se establece alrededor
de las personas, de los hogares, de templos, de instituciones, etc., y por el
que se puede percibir las condiciones y carácter de los mismos.
La Egrégora se
realimenta de las mismas emociones que la crearon, y a quienes la engendraron,
se les induce a producir repetidamente las mismas emociones. Los hay efímeros y
permanentes. Los primeros obedecen a impulsos psíquicos o estados de conciencia
esporádicos y sin fuerza aglutinante; los segundos son el resultado de la
acumulación de materia psíquica realizada de manera constante y permanente por
efecto de los estados de conciencia habituales, ya sea de los individuos o de
los grupos.
Por ejemplo: Una persona pesimista producirá un
tipo de energía que por ley de afinidad se fijará a su alrededor y se ligará
con personas y sitios que tengan su misma vibración. El Egregor formado por el
poder de los ritos, de las ceremonias litúrgicas y de meditaciones llevadas a
cabo regularmente por las distintas religiones, sociedades y escuelas
esotéricas de entrenamiento espiritual del mundo determinan estados psíquicos
con gran influencia que afectan el ambiente particular de tales comunidades y
también sobre otras conciencias generando un fenómeno psicológico vivenciado
como un despertar espiritual. Así, se aprecia una elevación o dignificación de la conciencia. Estos
Egregores son deseables, necesarios, y es lícito pretenderlos como cohesión
iluminada.
Por el contrario, existen otros negativos que son
generados por actos de egoísmo, por la incapacidad de aceptación del bien y de
rechazar al mal. Estos Egregores son los más numerosos y los que frecuentemente
nos encontraremos cruzados en el camino hacia la máxima elevación espiritual en
donde se busca la paz, la serenidad y la comprensión. Los distintos tipos de Egregores
cualifican la vida de individuos y de los grupos que los produjeron por efecto
de sus ordinarios y habituales trabajos y estados de conciencia. Los hay que
provenientes del pasado aun pululan en ritos y ceremonias y continúan
proyectando energías.
Otros, de carácter reciente generan un poder muy
notorio en la vida actual determinando los aspectos sociales, políticos,
culturales, de las distintas naciones. Ente mágico y etéreo, fruto de sinergismo de personas
reunidas en la práctica de un ritual, como energía psíquica se dota de una
forma objetiva en el plano donde se manifiesta. Esta forma se adapta a las
expresiones de la personalidad cuando se experimentan estados de conciencia
como el odio, la envidia, el miedo o la desesperación o, por el contrario, la
benevolencia, el afecto, la compasión, la decisión o el valor. La acumulación de
las energías psíquicas exigiendo una forma haya en los distintos espacios
cualificados la respuesta adecuada.
+@¢
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo en el tema de emociones y pensamientos que se hacen autónomos formando un egregor. . Que te manipula y se alimenta de ti constantemente en pensamientos repetitivos, arairados, colectivos , crencias que te afectan emocional y mentalmente impidiendo tu elevación espiritual, ATU claridad mental y de la conciencia de descubrir como somos realmente , que nosotros creamos nuestros egregros
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