lunes, 18 de junio de 2018

DEMIURGO


EL SUPREMO ARTESANO
El demiurgo, en la filosofía gnóstica, es la entidad que, sin ser necesariamente creadora, es impulsora del Universo. También es considerado un semidiós creador del mundo y autor del universo en la filosofía idealista de Platón y en la mística de los neoplatónicos.  Por tanto, demiurgo significa literalmente “maestro, supremo artesano, hacedor”, aunque resaltando el griego significaría “creador”. El concepto platónico del demiurgo es retomado por el gnosticismo. Lo que en el platonismo era imperfección, en el gnosticismo se transforma en maldad. El Universo era para los gnósticos una gradación, desde lo más sutil (Dios) hasta lo más bajo (la materia). Así el demiurgo como creador y ordenador del mundo material, se convierte en encarnación del mal, aprisionando a los hombres y encadenándolos a las pasiones materiales. El espíritu es la única parte de divinidad que le corresponde al ser humano, librando éste una “batalla” permanente frente al cuerpo y lo material, transformando así la tierra en el infierno, entendiendo por infierno no el concepto del Hades o del inframundo, sino, simplemente, el lugar más alejado de Dios. Tan solo la sophia, la sabiduría, la gnosis, llega por amor, desde lo sutil hasta la tierra para librar al ser humano de la esclavitud de la materia. La salvación no es una cuestión de creencia o de piedad divina, sino que se convierte en una revelación, sólo posible para aquellos que aún no han perdido del todo lo poco de divinidad que todos los seres humanos poseen.

ENTRE LOS CATÓLICOS
La palabra significa literalmente un trabajador público, demioergós, demiourgós, y fue usada originalmente para designar a cualquier artesano que ejercía su oficio o comercio para el uso del público. Sin embargo, pronto se comenzó a usar technítes y otras palabras para designar al artesano común, mientras que demiurgo se separó para el Gran Artífice o Fabricador, el Arquitecto del universo. Al principio se añadieron las palabras toû kósmou para distinguir al gran Hacedor de los demás, pero gradualmente demiourgós se convirtió en el término técnico para el Hacedor del cielo y la tierra. En este sentido lo usó frecuentemente Platón en su “Timæus”. Aunque a menudo fue usado libremente por los Padres y otros para indicar al Creador, la palabra nunca se usó estrictamente para denotar “al que produce a partir de la nada” (para esto los griegos usaron ktístes), pero sólo “uno que forja, forma y modela”. El creador en el sentido de la teología cristiana no tiene lugar en la filosofía pagana, la cual siempre presupone la existencia de la materia. Además, según la filosofía griega el creador no es necesariamente idéntico con Dios, como fuente primera y suprema de todas las cosas; puede ser distinto de e inferior al espíritu supremo, aunque puede ser también la expresión práctica de la razón de Dios, el Logos como operativo en la armonía del universo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario