lunes, 8 de mayo de 2017

LAS NINFAS

SE LES LLAMA NEREIDAS, ORÉADES Y NÁYADES
En la mitología griega, una ninfa es una deidad menor femenina típicamente asociada a un lugar natural concreto, como puede ser un manantial, un arroyo, un monte, un mar o una arboleda. Se les aplicaba el título de olímpicas, y se decía que eran convocadas a las reuniones de los dioses en el Olimpo y que eran hijas de Zeus. Diferentes de los dioses, las ninfas suelen considerarse espíritus divinos que animan la naturaleza, se representan en obras de arte como hermosas doncellas desnudas o semidesnudas, que aman, cantan y bailan. Poetas posteriores las describen a veces con cabellos del color del mar. Se creía que moraban en los árboles, en las cimas de montañas, en ríos, arroyos, cañadas y grutas. Según el lugar que habiten se las llama Nereidas, Oréades y Náyades. Aunque nunca envejecen ni mueren por enfermedad, y pueden engendrar de los dioses hijos completamente inmortales, ellas mismas no son necesariamente inmortales, pudiendo morir de distintas formas. Las ninfas son seres mágicos procedentes de las fuerzas de la naturaleza. Su creación es simple; la esencia natural de ninfa crea un cuerpo y lo “habita”. Este cuerpo es siempre el de una mujer de enorme atractivo y encanto. Además, conservan el aspecto de mujer joven durante el paso de los años. La ninfa es un ser muy inteligente, de mente rápida e ingeniosa. Aumentan su encanto hablando en su propio lenguaje musical.
Cualquier animal que esté cerca de una ninfa se acercará para ser acariciado por ella, sin importarle tener cerca incluso a su peor enemigo. Las ninfas sólo habitan en los lugares más hermosos; palacios de hielo, grutas oceánicas, lagos y arroyos cristalinos, y los más maravillosos bosques. Estos encantadores seres no son agresivos, al contrario, intentarán huir siempre que noten el peligro cerca. Tienen la capacidad de escapar creando una puerta dimensional. A pesar su carácter pacífico, son pocos los que se atreven a enfrentarse a una ninfa ya que el simple hecho de contemplarla produce, en la mayoría de los casos, una ceguera irreversible. Si alguien contempla a una ninfa desnuda puede morir en el acto. A pesar de ser unas criaturas muy tranquilas y de vida ordenada, en ocasiones, suelen verse seducidas por la música del caramillo de los sátiros y los acompañan en sus ruidosas y estridentes fiestas del vino. Las ninfas odian la fealdad y el mal. Su condición de seres mágicos de la naturaleza las convierte en defensoras de bosques, lagos, ríos y océanos. Curan animales heridos, reparan flores y árboles rotos. Al vivir durante varias generaciones, por lo que suelen conocer bien su entorno y donde se encuentran la mayoría de lugares secretos y entradas ocultas. 

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