SE LES LLAMA NEREIDAS, ORÉADES Y NÁYADES
En la mitología griega, una ninfa es una deidad menor
femenina típicamente asociada a un lugar natural concreto, como puede ser un
manantial, un arroyo, un monte, un mar o una arboleda. Se les aplicaba el
título de olímpicas, y se decía que eran convocadas a las reuniones de los
dioses en el Olimpo y que eran hijas de Zeus. Diferentes de los dioses, las
ninfas suelen considerarse espíritus divinos que animan la naturaleza, se
representan en obras de arte como hermosas doncellas desnudas o semidesnudas,
que aman, cantan y bailan. Poetas posteriores las describen a veces con
cabellos del color del mar. Se creía que moraban en los árboles, en las cimas
de montañas, en ríos, arroyos, cañadas y grutas. Según el lugar que habiten se las
llama Nereidas, Oréades y Náyades. Aunque nunca envejecen ni mueren por
enfermedad, y pueden engendrar de los dioses hijos completamente inmortales,
ellas mismas no son necesariamente inmortales, pudiendo morir de distintas
formas. Las ninfas son seres mágicos procedentes de las fuerzas de la
naturaleza. Su creación es simple; la esencia natural de ninfa crea un cuerpo y
lo “habita”. Este cuerpo es siempre el de una mujer de enorme atractivo y
encanto. Además, conservan el aspecto de mujer joven durante el paso de los
años. La ninfa es un ser muy inteligente, de mente rápida e ingeniosa. Aumentan
su encanto hablando en su propio lenguaje musical.
Cualquier animal que esté cerca de una ninfa se acercará
para ser acariciado por ella, sin importarle tener cerca incluso a su peor
enemigo. Las ninfas sólo habitan en los lugares más hermosos; palacios de
hielo, grutas oceánicas, lagos y arroyos cristalinos, y los más maravillosos
bosques. Estos encantadores seres no son agresivos, al contrario, intentarán
huir siempre que noten el peligro cerca. Tienen la capacidad de escapar creando
una puerta dimensional. A pesar su carácter pacífico, son pocos los que se
atreven a enfrentarse a una ninfa ya que el simple hecho de contemplarla
produce, en la mayoría de los casos, una ceguera irreversible. Si alguien
contempla a una ninfa desnuda puede morir en el acto. A pesar de ser unas
criaturas muy tranquilas y de vida ordenada, en ocasiones, suelen verse
seducidas por la música del caramillo de los sátiros y los acompañan en sus
ruidosas y estridentes fiestas del vino. Las ninfas odian la fealdad y el mal.
Su condición de seres mágicos de la naturaleza las convierte en defensoras de
bosques, lagos, ríos y océanos. Curan animales heridos, reparan flores y
árboles rotos. Al vivir durante varias generaciones, por lo que suelen conocer
bien su entorno y donde se encuentran la mayoría de lugares secretos y entradas
ocultas.
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