viernes, 5 de mayo de 2017

CHANEQUES

TIENEN CARACTERÍSTICAS ESPECIALES DE CADA ÁREA DE MÉXICO
Los chaneques del náhuatl, (los que habitan en lugares peligrosos) o (dueños de la casa), o (vecinos de…). Son criaturas de la mitología mexica, entidades asociadas al inframundo cuya principal actividad es cuidar los montes y los animales silvestres; presenta diferentes aspectos, de los cuales destaca el de pequeño hombre (o mujer). Estos seres habitan los bosques y selvas, cuidan de manantiales, árboles y animales silvestres. Se cree que son capaces de asustar a la gente y hacerles perder su tonalli, el espíritu asociado con el día de su nacimiento (tonalpohualli), lo que si no es corregido mediante un ritual destinado a recuperar el tonalli perdido puede ocasionar la muerte del individuo, dejan huellas blancas. En la actualidad, en el Sureste de México, los chaneques son espíritus traviesos con aspecto de niños que esconden cosas y se aparecen a la gente distrayéndolos para hacerles perder el camino o desaparecerlos; Una creencia popular era la de usar la ropa al revés al andar y solo por el monte para evitar que los chaneques lo atraparan y se lo llevaran.
Los chaneques destinan parte importante de su tiempo a la realización de lo que a ojos humanos podrían ser travesuras, tales como aventar piedras, romper cosas, zarandear las hamacas, jalarle la cola a los perros, asustar a los animales de corral y llevarse objetos. Su relación con la salud o ausencia de ella se manifiesta por el hecho de provocar enfermedades, especialmente aquellas referidas a la pérdida del alma. No obstante, puede recompensar también al hombre con riquezas y buena fortuna. En los Tuxtlas, Veracruz, el término denota dos grupos de entidades, una asociada al bien, y la otra, al mal: los chaneques del primer tipo aparecen en la zona de habitación del hombre, los del segundo, sólo se encuentran en lugares apartados, no perturbados por la actividad humana; Los chaneques son descritos de diversas maneras; Por lo regular habitan en cuevas, bosques, ríos, ruinas, montes, arroyos, zanjas, cerros, manantiales, lagos, lagunas, pozas, canteras y ojos de agua. Tienen la capacidad de ocasionar enfermedades a los seres humanos, basta que pase suavemente su mano por el rostro de alguna persona. También refiere la creencia popular que tales padecimientos son ocasionados por el “aire” que dejan a su paso. En los Tuxtla (Veracruz) estos seres se clasifican en Chaneques de río y Chaneques de Monte, dependiendo del lugar donde tienen su residencia.
Se dice que son personas de aproximadamente un metro o metro veinte; tienen los pies al revés, el cuerpo deforme, poseen cola y carecen de la oreja izquierda, otros aseguran que son enanos con rostro de niños. Algunos más aseguran que son personas de corta estatura, enorme cabeza y piel color chocolate. Pero la descripción más extendida es la que refiere que parecen niños pequeños y que, al igual que estos, adoran las travesuras. Los chaneques son los dueños de los montes, de los animales y las plantas. En la región de los Tuxtlas, están organizados bajo el mando del Chane o Chaneco, dios de la tierra y del agua, quien reside en el talogan, cantaxotalpan o ta'altampa, el mundo subterráneo, donde la naturaleza es pródiga. Los subordinados del Chane, los chaneques menores, viven en pareja y están casados; pueden ser benéficos para el hombre (chaneques blancos), o enemigos malignos (chaneques negros).
El Chane presenta ambas facetas: vela por los humanos, pero castiga a los pecadores, especialmente a los adúlteros, valiéndose de dos animales mágicos; el burrito lúpu'ti, y el gatito shúnu'ti. El primero se les aparece a los adúlteros, los desnuda y después "se los come a lamidas"; el segundo se presenta ante las mujeres infieles, se convierte en tigre y las devora; A veces, "encantan" a los niños y se los llevan a sus hogares; hay quien dice, que lo hacen para que convertirlos en sus sirvientes. Las madres, para proteger a sus pequeños, les colocan amuletos tales como ojo de venado (semilla de color café) o cruces de palma, o les ponen la ropa al revés. Por su parte, los nahuas y popolucas del Istmo Veracruzano los clasifican en blancos o benévolos, y negros o enemigos malignos. Los primeros viven en lugares cercanos a los pueblos y no hacen daño a los humanos, salvo que reciban algún daño por parte de ellos. En cambio, los negros ubican sus viviendas en ríos de gran tamaño o en las selvas; tienen por costumbre raptar a los viajeros solitarios o provocarles caídas para robarse su alma, estas almas son colocadas en unas ollas para ser devoradas posteriormente.

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