NO
SON CONSCIENTES DEL MAL QUE HACEN
Ondinas son una variedad de ninfas, propias de lagos y
aguas dulces. Su formación transcurre en las mismas condiciones que las de
cualquier ninfa pero, normalmente, son fuerzas elementales del agua las que dan
vida al cuerpo femenino. Las ondinas tienen el cuerpo azulado o verde, los
dedos de las manos y pies ligeramente palmeados, las orejas puntiagudas y los
cabellos muy largos y azules, amarillos o verdes. Pueden respirar tanto en el
agua como en el aire. Son criaturas muy alegres y traviesas, y se dice de su
risa que es capaz de hechizar a los viajeros y marineros que se encuentran con
ellas, hasta el punto de perder la voluntad. Las ondinas no son malvadas, su
carácter es neutral, sin embargo siempre se ha pensado que son perversas debido
a las miles de historias sé que cuentan de cómo algunos pescadores han
encontrado la muerte al tener cerca de una ondina. Se divierten jugando con los
humanos que andan cerca y, muchas veces, mueven las aguas provocando unas
enormes corrientes, y así continúan hasta que ahogan al pescador o viajero,
acontecimiento que les resulta muy divertido. Lo cierto es que no siempre son
conscientes del mal que hacen. Algunas ondinas incluso se han llegado a
enamorar de humanos convirtiéndose, a partir de ese momento, en sus mayores
protectoras. Una antigua leyenda cuenta que las ondinas no tienen alma y, que
si encuentran una pareja humana con la que tener un niño, encuentran también un
alma, aunque a partir de ese momento el dolor y el sufrimiento son más
intensos.
Ondina es la heroína de una leyenda alsaciana. A su nacimiento todas las hadas del vecindario se reúnen en torno a su cuna y le
proporcionan muchas cualidades. Su abuela, que también es hada, le proporciona
una persistencia excepcional. Un día, Ondina es raptada por un joven noble que
consigue enamorarla hasta tal punto que rehúsa ir a ver a su madre enferma.
Como castigo, su abuela la condena a amar por siempre al joven noble. Este,
cansado de ella, finge creer que esta le ha engañado con otro. Le dice que no
la creerá hasta que no le traiga un jarrón enorme lleno de agua del río
Niddeck. Tras tres días de marcha llevando ese enorme peso, Ondina cae exhausta
al agua mientras rellena el jarrón. Su abuela, el hada, va a rescatarla y para
evitarle continuar sufriendo a causa del noble, la transforma en una ninfa
protectora de las aguas del río Niddeck. Desde entonces, en los días de
tormenta, se ve su reflejo en el agua de las cascadas del río. E igualmente en
la actualidad existen variedades de leyendas, cuentos o hasta maldiciones. Ya
que en la mitología se cree que hay ninfas, es decir hadas, que se encargan del
orden del medio ambiente. Así como también, que son las encargadas que no se
altere la naturaleza.
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